Después de años trabajando con cientos de familias, he notado
un patrón: quienes revisan y ajustan sus finanzas regularmente
siempre obtienen mejores resultados. No se trata de ser perfecto,
sino consistente.
En mi experiencia, tres meses es el tiempo ideal para evaluar
si vas por buen camino. Es suficiente tiempo para ver tendencias
reales, pero no tanto como para que pequeños problemas se
conviertan en grandes dificultades.
Durante estas revisiones, me enfoco en tres aspectos
fundamentales: primero, si los gastos fijos siguen siendo
razonables (muchas veces se inflan sin que nos demos cuenta).
Segundo, si estamos ahorrando de forma realista o si necesitamos
ajustar expectativas. Y tercero, si algún cambio en nuestra
situación laboral o familiar requiere modificar el plan.